Un documental de Yorkshire Cancer Research, la mayor organización benéfica independiente contra el cáncer de Inglaterra, desenmascara la desinformación sobre los cigarrillos electrónicos.
Médicos, científicos, académicos y expertos británicos en una película de investigación sobre el vaping para la campaña No Smoking Day.
'Vaping Demystified' es la película realizada y estrenada hoy por el Yorkshire Cancer Research. La fecha para arrojar luz sobre las falsas alarmas y destacar el potencial de los cigarrillos electrónicos en la lucha contra el tabaquismo no es casual. El 10 de marzo es el NO Smoking Day en el Reino Unido, una jornada dedicada a ayudar a los fumadores a dejar de fumar. El cortometraje producido por el Centro de Investigación del Cáncer del condado inglés no es un breve vídeo motivacional, sino un auténtico documental de 32 minutos en el que médicos, investigadores y expertos en salud pública abordan el tema en todas sus facetas. El esfuerzo es necesario porque, explica Kathryn Scott, directora del centro, "ahora es el momento. Si no animamos a la gente a dejar de fumar utilizando los cigarrillos electrónicos, estamos perdiendo una gran oportunidad".
Hay muchos mitos que hay que desmentir: el vaping fue inventado por las tabacaleras; es tan malo como fumar; aún no se sabe lo suficiente sobre él; los productos no están regulados; provoca Popcorn Lounge (los casos estadounidenses finalmente atribuidos a los líquidos con thc comprados en el mercado negro); es una puerta de entrada al tabaquismo; el humo de segunda mano es perjudicial, atrae a los jóvenes, provoca infartos y un largo etc. Información engañosa que distorsiona la opinión pública, como lo demuestran una serie de entrevistas con gente común. Sin embargo, explica Scott, "todas las pruebas, todas las investigaciones muestran que los cigarrillos electrónicos son menos dañinos. Eso no es nuevo, lo sabemos desde hace varios años, y en el futuro miraremos hacia atrás y nos preguntaremos por qué la gente no se pasó al vaping antes." Porque, como señala Sharon Cox, del University College de Londres, "los cigarrillos electrónicos son quizá una de las innovaciones de nuestro tiempo sobre las que más se ha investigado".
La mala fama del vapeo alcanzó su punto máximo en 2019 durante los casos de Evali en Estados Unidos. La enfermedad se debió a la inhalación de cartuchos de cannabis precargados diluidos con acetato de vitamina E ilegal, según se descubrió posteriormente. Pero durante mucho tiempo, no sin cierta malicia, las autoridades sanitarias y los medios de comunicación enturbiaron las aguas hablando genéricamente del vapeo. Las consecuencias de esta oleada de alarmismo se dejaron sentir mucho más allá de las fronteras de Estados Unidos y todavía se sienten en Europa. "Es imposible frenar el diluvio de desinformación que llega desde el Atlántico", suspira Clive Bates, experto en reducción de daños del tabaquismo. Pero, continúa Bates, "los medios de comunicación no son más que el último eslabón de la cadena de responsabilidad que comienza con la comunidad científica". Los investigadores quieren que estas historias aparezcan en los periódicos, dice el experto británico, porque les da notoriedad y les ayuda a conseguir financiación.
La búsqueda de fama de los investigadores no es el único problema de los cigarrillos electrónicos. El documental se detiene en las posiciones del multimillonario estadounidense Michael Bloomberg, que financió una campaña contra el vaping con 160 millones de dólares en 2019, y en la OMS, que en los últimos años parece haber declarado la guerra a esta herramienta. "¿Son los fumadores -se pregunta el documental- víctimas de una guerra entre la moral y el dinero, que dificulta la comprensión de cuál es la verdad?". La guerra contra los cigarrillos electrónicos, coincide Luoise Ross, ex director del Centro Libre de Humo de Leeds, parece basarse más en la moral que en la salud. "La OMS", explica Ross, "quiere prohibir todos los productos de nicotina que no sean dispositivos médicos. Es casi como si la institución dijera a la gente: si no dejas de fumar de la manera correcta, si no dejas de fumar como decimos nosotros, entonces no vale la pena dejarlo".
Martin Dockrell, de Public Health England, reitera la posición de su agencia, que ha presionado al gobierno británico para que incluya los cigarrillos electrónicos en las estrategias antitabaco. Con cada nueva revisión, explica, se confirma más la eficacia del vapeo para dejar de fumar y que es mucho menos perjudicial que el tabaco. Un parangón bien explicado por Hazel Cheeseman de Action on smoking and vaping (Ash). "El riesgo de fumar", dice, "equivale a saltar desde el piso 16 de un edificio, el riesgo de los cigarrillos electrónicos a saltar desde el último escalón de la escalera hasta la puerta de casa". "Si hay que correr un riesgo", concluye Cheeseman, "todos elegiríamos saltar desde el escalón de la puerta principal. El Reino Unido ha optado por ello y cada año, sólo en Little Yorkshire, cinco mil personas dejan de fumar gracias al cigarrillo electrónico. "Nunca es demasiado tarde para dejar de fumar", concluye el Yorkshire Cancer Research. Y tampoco para seguir el ejemplo del Reino Unido.
Artículo de Barbara Mennitti 10 Marzo 2021
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